EVOLUCIÓN DEL CASTELLANO

Evolución breve del castellano. La exposición es una copia del texto de la Historia de la Lengua Española de JAIME OLIVER ASÍN, manual resumido, Madrid, 1940. (Salvo algún pequeño comentario mío o los epígrafes).

LATÍN CLÁSICO Y VULGAR, IBÉRICO, VASCO, GERMÁNICO, ÁRABE Y CASTELLANO


LATÍN CLÁSICO Y VULGAR

El latín de los grandes escritores hispanos o romanos en lengua clásica no es exactamente el que ha dado origen a nuestra lengua. El español, como otras lenguas romances, procede del latín hablado que siempre difiere del escrito: no era uniforme y las principales diferencias se encontraban en el acento (no la tilde), diríamos en el tonillo; y el español tenía el suyo. En realidad era una adaptación o sustitución inconsciente de los sonidos latinos extraños a nuestros hábitos seculares de pronunciación, o sea extraños a nuestro ibérico, y por eso los modificaban. Y ahí se encontraba el germen de nuestras futuras hablas romances. Fueron sobre todo personas iletradas las que hicieron las adaptaciones, como las siguientes:

La /f/ y la /v/, serían difíciles de articular. Unos lo lograron y otros no. Así aparece la /h/ aspirada en vez de la /f/ y variantes de la /v/. El Castellano, a diferencia de todas las demás lenguas romances, no pronuncia -salvo en voces cultas modernas- la /f/ latina (harina por farinam).

Siglo V ruptura del Imperio de Occidente. El latín pierde su enorme valor de lenguaje común. Reducido el radio de acción de cada uno a su propio territorio y desapareciendo así la necesidad de mantener relaciones con Roma o con otras ciudades lejanas, ya no era indispensable el sostenimiento de una lengua universal. (Como veremos lo mismo sucederá con lengua árabe, y supongo que con otras muchas lenguas).

El latín vulgar, libre de trabas gráficas y desligado de su primitiva función universalista, acentuó su evolución. En cada “pueblo”, según circunstancias propias y del medio, la lengua evoluciona y se configura, aglutinándolos. Así se fueron formando las diversas lenguas romances. 


IBÉRICO Y VASCO

Algo de su estructura pasa a nuestro latín: sufijos que sirvieron entonces y después para formar nuevos vocablos. Tales son -arro u -orro (cachorro), -eco (muñeco), -iego (pasiego), ico (acerico), tan vivo en Aragón, y algunos más. (sic).

Si bien J. Oliver hace una enumeración de palabras ibéricas, dice que el origen no es siempre fácil de demostrar. Algún ejemplo: bahía, balsa, garra, nava o páramo.

También menciona cómo hay palabras ibéricas que también se encuentran en el vascuence, pero en esos casos, las formas castellanas lo mismo pueden proceder directamente del ibérico, que indirectamente a través del vasco. “Una u otra explicación pueden tener: abarca ‘calzado rústico’ (en vasco “abarca”), ascua (“ausco-a”), bizarro (“bizar”) o gorro (“gorri” ‘rojo’)”. (sic)

INFLUENCIA GERMÁNICA

A partir del 409 entran en España diversos pueblos germánicos. “Hablaban sus dialectos, llamados a desaparecer. El principal, el gótico lo hablaban en 507 los doscientos mil godos que formaban el reino” (sic). La latinización en de estos pueblos en la Europa de habla latina fue rápida y pocas voces pasaron al latín. “De ellas hay algunas que sólo las conservó nuestra Península, como si hubieran sido introducidas por ellos directamente, como aleve ‘traidor’’, ganso (“gans” en el actual alemán”), lastar (expresión jurídica), escanciar, espuela, tapa, ataviar, tascar, triscar, tregua (sic). 

Luego hay una enumeración de palabras ya comunes en la Provenza e Italia.

La lengua que aprenden los godos no es ya el latín de antes, sino más bien un incipiente romance hispánico, cuyos rasgos fonéticos venían a ser los que hoy caracterizan las hablas peninsulares de la parte occidental, Portugal y Galicia (Atención, recuerda la fecha de este libro), y de la parte Oriental, Cataluña y Valencia. /f/ inicial, /g/ inicial, etc.

Finalmente, de la época visigótica proceden, además, algunas de las voces griegas del Español, propagadas aquí en tiempos de Justiniano (527-565) (...) por ejemplo: bodega (apoteca) y goldre (goruthum) (Sic). En realidad pocas comparadas con las que venían de Roma, las que hicieron suyas los árabes y lego difundieron o las introducidas en tiempos modernos.


INFLUENCIA ÁRABE

En 711, el Islam pasó a la Península y fueron desde no mucho después los musulmanes españoles quienes enseñaron a Europa la medicina, el álgebra, la filosofía, la música; en una palabra la ciencia griega, que el viejo continente apenas conocía ya, tras la invasión de los bárbaros (sic). (Los estudios contemporáneos nos están dando una nueva visión que la que aquí expone J. OLIVER, dando mayor peso a Bizancio pero aún faltan estudios).

Destacamos aquí que el gran cambio que supuso en la numeración latina (I, II, II, IV...) adaptar las cifras arábigas (1, 2, 3, 4...) “así llamadas, aunque de origen indio, las cuales de España salieron en la Edad Media para hacerse universales” (sic). Habría que añadir como otro gran aporte la aparición del número “0”, con el que las matemáticas darían un gran avance, o eso creo.

La aparición de los árabes con su cultura, lengua, etc., “daban a España un aspecto novísimo: las cosas que traían los invasores eran nunca vistas, y además, a las antiguas dábanles nombres ignorados por los cristianos” (sic).

Eran diferentes de las existentes en la península: “la táctica militar, la organización administrativa o jurídica, su vida comercial y organización, las tareas de la vida industrial, sobre todo en lo relativo a vestidos, a tejidos, a productos farmacéuticos, a la metalistería, a la carpintería, a la joyería, etc. También eran nuevas sus artes, reducidas a la música y arquitectura. Y en la vida agrícola se perfeccionaban antiguos sistemas de riego y se renovaban o introducían nuevos cultivos. Y, a los pocos años de la conquista el relieve geográfico de España recibía también nuevos nombres” (sic).

De aquí se deduce el gran número de palabras de origen árabe que se adoptarían directamente, pues no tenían sinónimo. Otras, sólo recibirán una pequeña variación en la cadena que estamos viendo. 

“Muy intensa fue, en resumen la influencia del árabe en España, pero no tan grande que anulase, lo mismo arriba en Asturias que abajo en Andalucía, el romance incipiente de la España visigoda” (sic).

Algún rasgo de la fonética de la fonética del castellano:

Con conservación de la j de s inicial latina (jabón por saponem, jerga de sericam) procede de pronunciaciones moriscas. Lo mismo puede decirse de la z procedente de la st latinas (Zaragoza de César Augusta).

El sufijo í, conservado en voces de origen árabe como jabalí, maravedí, guadamecí, y adoptado en castellano durante la Edad Media, para la formación de voces nuevas, como alfonsí, zaragocí (en el Diccionario académico). (sic).

La preposición hasta viene directamente del árabe, como también los indefinidos, fulano, mengano y zutano. (sic).

*Sobre el diccionario de la RAE. Creo que cuando dice del “hispano-árabe”, se refiere a una palabra cuya influencia estaría dentro de esa cadena que he mencionado y por ello algo propio de la península. Sin embargo, cuando dice “del árabe” hace alusión a una palabra que se introdujo directamente del árabe y que no tendría correspondencia, como es la preposición /hasta/ o el gran número de palabras sobre medicina o agricultura, entre otras. Esto es una suposición mía.

Se irán formando los diferentes dialectos y resumiendo mucho nos dice este autor.


EL CASTELLANO

Las vicisitudes que sufrió la lengua española desde los últimos siglos de la Edad Media hasta nuestros días corresponden mucho más a la historia de las palabras que a la historia de los sonidos. O sea que la transformación del latín que nos enseñaron los romanos puede casi decirse que ha terminado en la Edad Media. Es decir, que desde los siglos XI y XII, el castellano hablado no difiere ya mucho del español de nuestros días. De modo que en el siglo XII se encuentra ya hecha la nueva lengua castellana. (sic).

Su expansión, (Dadas las características que fue tomando: pág., 30), Claramente se ve cómo en Castilla se formó un dialecto que en su evolución del romance hispano-godo iba mucho más lejos que los otros que le rodeaban, pues el leonés, el gallego-portugués, el mozárabe, el aragonés y el catalán eran dialectos arcaizantes, de bastante semejanza entre sí, y muy próximos a su origen, el romance visigodo. Todo lo contrario del castellano, dialecto singular por su potencia creadora, pareja de la grandiosa energía histórica de Castilla. (sic).

Lo nuevo, desde entonces, no son los sonidos, sino las nuevas palabras que se crean o se traen para dar nombre a las nuevas cosas. El castellano se apropió algún goticismo, algunos helenismos y muchísimos arabismos (más de los que hoy se conserva); de la misma manera se apropió voces que nos vinieron de América, de Italia o de Francia; pero de entre todas las lenguas, es la de Roma la que ha ejercido el supremo derecho que le asiste como madre de las romances, para nutrir continuamente el léxico español, sobre todo desde el siglo XVIII hasta hoy día. (sic).

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