En cualquier caso, sí parece venir del griego "cítara", luego pasa a esta forma árabe كتارة, que la "transmitió al romance, probablemente después de cambiar el tipo de instrumento musical (DCELC, II, 845-846).
El Arcipreste nos habla de dos guitarras: "la ladina, latina, hispana, se opone a la morisca, mayor y de más cuerdas, tenía notas menos agudas o ásperas" (J. Corominas, ed. crít., Libro del buen Amor, 485).
(...) En este caso específico, o sea, en el caso de los instrumentos musicales, dicha inluencia (la árabe) se patentiza en la rica terminología que la lengua árabe ha procurado a ese campo léxico".
(Tomado del libro de Felipe Maillo Salgado, Los arabismos del castellano en la baja Edad Media, ediciones Universidad de Salamanca, Instituto Hispano-árabe de cultura, Salamanca, 1983.
El diccionario de la RAE nos dice: del árabe qīṯārah, este del arameo qipārā, y este del gr. κιθάρα, cítara.
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